John Hughes on German Chancellor Angela Merkel's U.S. visit

Angela Merkel y Donald Trump, unidos por el "espionaje de Obama"

Por: Pablo Pardo

3/18/2017

En su intento por tender puentes entre Alemania Estados Unidos, la canciller Angela Merkel no ahorró esfuerzos. Recurrió, incluso, a las fuentes más solventes de la hemeroteca: el número de la revista 'Playboy' de marzo de 1990, que incluía una entrevista al entonces empresario realizada cuando éste "llevaba 48 horas sin dormir" y en la que Trump afirmaba que lo primero que haría si algún día llegaba a la Casa Blanca iba a ser "echarle encima un impuesto a cada Mercedes que ruede por este país". Así que nadie puede decir a Merkel que no iba sobre aviso.

Y, aun así la jefa de Gobierno de Alemania tuvo ocasión de ensayar todos sus modelos de caras de póker en su visita a la Casa Blanca. Primero, cuando, a instancias de los periodistas, le pidió a Donald Trump que le diera la mano en el Despacho Oval. La canciller alemana todavía está esperando no solo la respuesta, sino que su anfitrión, al menos, la mirara. Después, en rueda de prensa, cuando Trump dijo que él y Merkel "por lo menos tenemos una cosa en común": haber sido espiados por Barack Obama.

La primera vez, Merkel se quedó un par de segundo mirando a Trump mientras éste ni se dignaba a poner la mirada; a continuación, volvió a dirigir su mirada a la prensa. La segunda, la canciller miró repetidamente a Trump y a los periodistas, como perdida por una fracción de segundo, antes de esbozar una media sonrisa. Debió de pensar que era un error de traducción. Pero no: era real. Y eso que Merkel empezó su rueda de prensa diciendo que "es mucho mejor hablar uno con otro, y no uno de otro", caso en referencia a la frase de Trump durante la campaña electoral de que la canciller "está arruinado a Alemania".

Fue el colofón de un desencuentro previsible e inevitable, una cascada de diferencias en tono, personalidad, y visión política. La cauta Angela Merkel junto al explosivo Donald Trump. Nadie esperaba una exhibición de afecto. Lo que hubo, al menos de cara a la galería, fue la definición de desencuentro, si no fuera porque nadie esperaba mucho.

No sabemos lo que hablaron en privado, pero hay que recordar que, como declara a EL MUNDO John Hughes, vicepresidente para Europa de la consultora Albright Stonebridge (fundada por la secretaria de Estado con Bill Clinton, Madeleine Albright), "Merkel no es famosa por su sutileza entre bambalinas".

Las claves de su desencuentro

¿Más gasto en defensa de los aliados europeos de la OTAN? Trump: "Muchas naciones adeudan mucho dinero de los últimos años [lo que no es cierto, ya que EEUU no presta dinero para que nadie gaste en defensa]", generando una situación que "es muy injusta para Estados Unidos". Merkel: "Nos hemos comprometido a alcanzar el 2% en 2024". Pero es que además, "defensa y seguridad tiene muchas facetas". ¿Un ejemplo? La ayuda al desarrollo en África. Algo que virtualmente Trump quiere eliminar del Presupuesto de EEUU.

¿Inmigración y refugiados? Trump: "La inmigración es un privilegio. No un derecho. Y la seguridad de nuestros ciudadanos debe siempre ser puesta en primer lugar. No hay dudas de eso". Merkel: "La libertad de movimientos de ciudadanos en la Unión Europea es un elemento muy importante de nuestro progreso económico y nuestra paz". "Inmigración, migración, integración... deben ser gestionados luchando contra el tráfico de personas, pero teniendo en cuenta sobre todo a los refugiados, ayudándoles a poder llevar vidas donde estén".

¿Libre comercio? Trump: "No soy un aislacionista. Creo en el libre comercio, pero en el libre comercio justo, y Estados Unidos ha sido tratado de manera muy injusta por muchos países en materia de comercio". "Prácticamente con cada país con el que hacemos negocios el resultado no es bueno". Merkel: "Cualquier acuerdo comercial que hemos firmado, el último con Corea del Sur, ha traído empleos. En estos acuerdos, los dos países ganan". El presidente añadió que "Alemania se ha beneficiado enormemente de sus tratados comerciales con EEUU", pese a que no tiene ninguno.

No todo fueron desacuerdos. Acaso porque, como dice Hughes, "en la Casa Blanca hay nacionalistas, pero también otros que creen que la UE es algo bueno para EEUU".

Una de las áreas de coincidencia más sólidas fue la OTAN. Trump volvió a "reiterar a la canciller Merkel nuestro fuerte apoyo a la OTAN", a lo que ésta replicó que "estoy satisfecha de ver cuán importante es" la Alianza Atlántica para el jefe de Estado y del Gobierno estadounidense. Más ambigua fue la postura en relación a Ucrania. Trump dijo que quiere una solución "pacífica", y elogió la actuación de Alemania y Francia para resolver la crisis de ese país. Merkel declaró que el presidente de EEUU le había ratificado su apoyo a los Acuerdos de Minsk, a los que se opone Rusia. Pero el presidente estadounidense no criticó, al menos en público, a Moscú, ni anunció su intención de involucrarse en la búsqueda de una solución negociada a la guerra en ese país.

Trump elogió el sistema de formación profesional alemán. Y también dijo que ambas potencias "comparten los mismos valores de derechos individuales y Estado de derecho, y de búsqueda de la paz entre naciones". Es una cuestión diplomática significativa, porque, tras su victoria electoral, el Gobierno de Berlín emitió un frío comunicado enfatizando que las relaciones entre ambos países dependen de sus valores comunes. Aun así, el desencuentro fue evidente. Ni leyendo Playboy Merkel pudo con Trump.